Álvaro Pereira-Delgado, «'Las profundidades de Dios' en 1 Corintios 2,10 y Romanos 11,33», Vol. 94 (2013) 237-256
Paul employs both in 1 Cor 11,33 and in Rm 2,10 the metaphor of 'depth' (bathos) associated with the theme of knowledge. In the two units (1 Corinthians 1–4; Romans 9–11), this metaphor is related to other terms: 'mystery', 'wisdom', 'mind of the Lord' (Is 40,13 in 1 Cor 2,16 and Rm 11,34). After outlining the semantic nuances of the metaphor, we study its inventio (why does Paul use it?), and then reflect on how the two passages combine the limitation of human knowledge, the greatness of divine revelation, and the promise of eschatological salvation.
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avnexicni,astoi)â€, que refuerzan la impresión de inaccesibilidad. Si
los juicios de Dios no se pueden sondear — el verso comparte raÃz
con 1 Co 2,10 — de los caminos de Dios ¡ni siquiera se puede en-
contrar el rastro (i;cnoj)! Tanto los dos adjetivos como las citas y
alusiones bÃblicas (Is 40,13; 55,8; Job 15,8; 41,3; Jr 23,18) del texto
conectan Rm 11,33-36 con la tradición sapiencial que resaltaba la
limitación humana al conocer los secretos del mundo y de Dios 12.
Nótese, además, que si bien el adjetivo avnexerau,nhtoj no vuelve a
aparecer en la Biblia griega, el otro término, avnexicni,astoj, solo
retorna en la LXX en textos sapienciales que abundan en la misma
idea: Job 5,9; 9,10; 34,24; Odas 12,6.
¿Por qué Pablo aduce en los dos pasajes una metáfora que re-
salta los lÃmites cognoscitivos del hombre? ¿Cómo podÃa este
matiz servir retóricamente a sus respectivos intereses persuasivos?
En 1 Co 1,18–2,16, el apóstol ha relativizado el poder y la gloria
de la sabidurÃa mundana. La necedad de Dios, manifestada en el
anuncio del MesÃas crucificado, ha resultado ser más sabia que los
hombres (1 Co 1,25). Lo profetizado en la Escritura, “destruiré la sa-
bidurÃa de los sabios†(Is 29,14; 1 Co 1,19), se ha realizado en la pre-
dicación de la cruz. Con ello, Pablo desautoriza la actitud de aquellos
corintios que se gloriaban del propio conocimiento — quizás por
medio de la disputa acerca de la sabidurÃa de sus lÃderes —. Su su-
puesta sabidurÃa, madurez y altura espiritual se habÃan revelado, por
el fenómeno de las discordias, como una pretensión necia, infantil y
carnal. Por ello, Pablo ni siquiera les puede ofrecer alimento sólido
(1 Co 3,1-2). Y, en el marco de esta situación retórica, resultaba muy
apropiado aducir una metáfora, la de “las profundidades de Diosâ€,
en la que se resaltara la limitación humana. Con ella quedaba claro
que si los corintios llegaban a acceder a los abismos de la sabidurÃa
Cf. 2 Bar 14,8-9, muy cercano a Rm 11,33-36: “¿Pero quién, oh Dueño
12
y Señor, es capaz de comprender tu juicio? ¿Quién hollará tu profundo ca-
mino? ¿Quién podrá investigar tu sendero honorable? ¿Quién podrá imaginar
tu pensamiento incomprensible? ¿Quién de los nacidos podrá encontrar el
principio o el fin de la sabidurÃa?†Trad. de F. del RÃO SÃNCHEZ – J.J. ALARCÓN
SAÃNZ, “Apocalipsis sirÃaco de Barucâ€, Apócrifos del Antiguo Testamento
(eds. A. DÃEZ MACHO †– A. PIÑERO) (Madrid 2009) VI, 188. Por su parte, N.
RICHARDSON, Paul’s Language about God (JSNT.S 99; Sheffield 1994) 84-
86, nota que los dos textos, sin embargo, tienen perspectivas distintas. Mien-
tras que 2 Baruc posee un tono angustiado y triste, Pablo culmina Romanos
9–11 de modo admirado y gozoso.
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